El país experimenta una fuerte sequía provocada por el fenómeno climático “El Niño”, el cual se sentirá con mayor intensidad en los primeros meses del año y obligará a los venezolanos a tomar medidas en cuanto al ahorro de sus recursos naturales, entre ellos, el agua y la energía hídrica.
Cabe destacar que principales embalses de Venezuela se han visto extremadamente afectados por el período de sequía, ya que disminuyen los niveles de lluvia en todo el territorio nacional e impiden que los repertorios de agua dulce conserven sus niveles.
A causa de estos dramáticos cambios en el clima, los embalses usados como repertorios de agua no restituyen su volumen, dificultando que en el país se use la fuerza hídrica para generar electricidad.
Otras de las consecuencias de este fenómeno, es el incremento de las temperaturas, que, según el presidente del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), José Gregorio Sottolano, podrían generar incendios entre el mes de enero y febrero con mayor intensidad.
Lo que acentúa en mayor grado los impactos de El Niño en el país, es que Venezuela viene con déficit de precipitaciones desde años anteriores.
“Desde el año 2013, Venezuela se ha visto afectada por un evento de sequía meteorológica que no está relacionado con el fenómeno ‘El Niño’, el cual se registró desde mediados de 2013 hasta el 2014, afectando fuertemente los embalses Tulé, Manuelote y Tres Ríos que surten a Zulia; Barrancas, Matícora e Isiro que abastecen al estado Falcón; en el oriente del país se presentó problemas con el embalse de Turimiquire y Clavellinos”, agregó la máxima autoridad del Inameh.
Asimismo, las regiones central y sur también se vieron afectadas por los embalses de Lagartijo y Guri. Adicionalmente, otros embalses ubicados en los estados Carabobo y Guárico presentaron dificultades.
En este sentido, el Estado se ve obligado a imponer racionamientos para extender lo más posible las reservas de agua.
